Walt es viejo y acaba de perder a su mujer. Walt es un hombre que siempre afronta las situaciones de cara, aunque tenga que enfrentarse con los egoístas de sus hijos y quedarse completamente solo. Walt no tiene ningún problema con ello, y su manejo con el uso de las herramientas da testimonio de que nuestro protagonista sabe valerse por sí mismo. Walt es escéptico en cuanto a la existencia y poder de un Dios misericordioso y todopoderoso. A Walt le gustan los productos americanos y odia todo lo que venga de fuera, especialmente las marcas asiáticas, debido sobre todo a su traumática experiencia durante la guerra de Corea. El único rastro de ternura que queda en Walt reside en su relación con su perrita: Daisy. Walt ya sólo disfruta bebiendo unas cuantas latas de cerveza en el porche de su casa junto a su fiel compañera, mientras contemplan cómo el Sol se refleja en los ángulos y curvas de la carrocería de su espléndido Ford Gran Torino, y anhela los días pasados.
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