Encadenados (Alfred Hitchcock, 1946)

Cary Grant e Ingrid Bergman se besan en Notorious (Alfred Hitchcock, 1946)

Tras la Segunda Guerra Mundial, el agente secreto Devlin (Cary Grant) intenta ganarse la confianza de Alicia Huberman (Ingrid Bergman), hija de un espía nazi, para que colabore en la misión que tiene por objetivo atrapar al cerebro de los nazis en Brasil Alexander Sebastian (Claude Rains).

Pese a su disfraz de película de espías, Encadenados es un melodrama en la que la trama supuestamente principal no es más que un pretexto para tratar la relación sentimental que se genera entre Devlin y Alicia.

Magnífico resulta el papel de Cary Grant, con una interpretación de lo más inquietante de un personaje que sufre una gran carga emocional. Devlin es turbio, constreñido y oscuro. Nunca parece mostrarse tal y como es, le aterroriza mostrar sus sentimientos y emociones. Se envuelve en una armadura para camuflar ocultar sus sentimientos hacia Alicia y tratar de comprometer lo menos posible la misión. Las pocas veces que Devlin parece mostrarse tal y como es, lo hace de tal forma que se genera un aura de misterio sobre él que nos hace incluso dudar de si realmente se está abriendo de forma sincera o sigue siendo uno de sus juegos. Por algo el título de esta película (Notorious) se podría traducir de forma literal como “notorio” o “de mala reputación”.

En cuanto a Claude Rains, su papel como segundario es brutal, consiguiendo hasta que el espectador llegue a empatizar con él y se solidarice de su situación, pues, siendo realmente el villano de esta historia, no deja de ser una víctima del engaño que perpetran desde la agencia de espionaje americana y de la relación afectuosa que sostienen Devlin y Alicia.

El apartado técnico de esta obra es memorable. Los encuadres llegan a ser verdaderamente claustrofóbicos en ocasiones, cerrando en muchas a menudo el plano hasta límites insospechados y acorralando a los personajes más allá de los límites del propio fotograma.

Un ejemplo de esta maestría cinematográfica que es Encadenados es la escena de la fiesta en la mansión de Alexander Sebastian, que comienza con un plano general del salón y acaba con un primer plano-detalle de la mano de Alicia con la llave de la bodega. La fácil habría sido componer la escena con diferentes planos cortados, pero Hitchcock no. Hitch tenía que complicar la vida del operario de grúa, el foquista, los encargados de la iluminación el camarógrafo, etc. dando una auténtica e imperecedera clase de cine.

Memorables son también aquellas escenas de besos interminables entre Devlin y Alicia; o el final, con esa puerta que se cierra tras la entrada de un Alexander más muerto que vivo, cuando Devlin baja el pestillo del coche para que no entre, como si se tratase del martillo del juez que condena a muerte al acusado. Ese momento en el que la puerta de la mansión se cierra tras la espalda de Alexander, que representa casi el portazo de la tapa de su propio ataúd. Un asesinato sordo y ciego, cruel y enigmático. Uno de los mejores asesinatos de la historia del cine.

Puntuación: 8/10

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