La Lego película (Philip Lord & Chris Miller, 2014)

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La LEGO película es un soplo de aire fresco y creatividad que se puede disfrutar por cada uno de los poros del cuerpo. Nunca sabes qué va a pasar porque, efectivamente, aquí todo es posible, en el sentido más amplio de la expresión.

La película de los bloques de plástico más famosos del mundo es la definición perfecta de lo que debería considerarse una película familiar –que no infantil-. Esto es porque los niños la disfrutarán, pero sus progenitores podrán incluso llegar a sentir mayor satisfacción que los propios chavales.

La cinta está repleta de referencias y guiños culturales que no por ello discriminarán a un público u otro. No es necesario tener desarrollado un gran bagaje cultural para disfrutarla –lo cual sería una completa estupidez tratándose de cine familiar-, sino que simplemente habrá quienes puedan sacarle más punta a ciertos momentos o imágenes.

El aspecto visual y la animación son una absoluta brutalidad que merecen todos los elogios que a un servidor se le puedan ocurrir. En cuanto al apartado humorístico, creo que es una de sus virtudes, y no necesita basarse en estupideces banales como llenar los diálogos con frases con doble sentido o mostrar las torpezas del inútil de turno. Es un humor simpático, disfrutable y agradable que no necesita tratar ni a sus personajes ni al espectador como idiotas para sacarnos unas cuantas carcajadas.

Quizás el punto más conflictivo y peor resuelto de la película se encuentra hacia el final de la misma, pero no vamos a desgranarlo para no chafar el primer visionado a aquel que aún no la haya disfrutado -y el que ya la haya visto sabrá perfectamente a qué me refiero-. El caso es que encontramos un contraste narrativo, quizás demasiado forzado que no sirve más que para explicar el mensaje de la película, que a poco que uno sea mínimamente espabilado captará sin problemas. Este mensaje además peca de ser algo simplista e infantil, y de hecho la propia película en cierto modo lo ridiculiza pues es consciente de ello y yo como espectador lo valoro positivamente. Pero es que en el fondo, es el que es, y es el que creo que tiene que ser, porque esto al fin y al cabo es una película familiar, y resultaría absurdo exigirle a un producto de estas características que hablase sobre la levedad del ser o la complejidad de las relaciones interpersonales de seres de distinto sexo en el gueto de la tribu residente en la periferia de la República Independiente de Chichinabo.

Otro aspecto que puede jugar en contra de la película es que en el fondo no es más que un fantástico ejemplo de branded content –algo así como un contenido de entretenimiento que crea una marca para publicitarse sin una intención directa de vender un producto, una especie de “anuncio largo”, para entendernos–, y esto puede suscitar ciertos prejuicios negativos ante el hecho de “exponerse a un ejercicio de sugestión publicitaria”. Pero personalmente este aspecto me resulta completamente irrelevante, y no supone ningún tipo de hándicap en el grado de disfrute que se puede experimentar durante el visionado de la cinta. En definitiva y resumiendo, la película NO va a lavarte el cerebro con la idea de que tienes que salir corriendo hacia la juguetería más cercana.

Padres o hijos, solos o acompañados, véanla, porque seguro la disfrutarán.

Puntuación: 8/10

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